martes, 3 de mayo de 2011

Ulises Ramirez : Cuando el fútbol no es un buen negocio " El fut y el narco "

ìRevelan nexo narco-f˙tbolî, titulÛ a toda p·gina El Norte,

periÛdico de Monterrey (11 octubre 2003). El colombiano

Jorge Mario RÌos Laverde habÌa expresado, a efectos migratorios, ser el vicepresidente de la empresa Sport Sociedad

AnÛnima de Capital Variable. La razÛn social de la empresa

era la representaciÛn de futbolistas. Meses despuÈs fue detenido y extraditado a los Estados Unidos por comerciar con

cocaÌna.

Ya en los Estados Unidos, RÌos Laverde se explayÛ sobre su

relaciÛn con el f˙tbol. DeclarÛ que fue instrumental en el

traspaso del mediocampista colombiano Carlos Enrique

GutiÈrrez Ortega. En 2002 pasÛ del AtlÈtico Nacional de

MedellÌn al Necaxa de la ciudad de MÈxico. Hoy GutiÈrrez

Ortega vende sus cualidades futbolÌsticas a los Lagartos de

Tabasco, en el Caribe.

AÒadiÛ RÌos Laverde que su domicilio laboral en MÈxico

era la empresa Promotora Internacional Fut Soccer. El propietario es el mexicano Guillermo Lara. …ste ha estado relacionado con una carrera asuntos turbios en el mundo futbolÌstico mexicano. Hasta ahora sus manejos no incluÌan una

relaciÛn con el comercio de drogas. El promotor futbolÌstico, no obstante, negÛ conocer a RÌos Laverde.

Lara fue representante del defensa colombiano Carlos £lvarez Maya. Al jugador retirado del Necaxa lo detuvieron en

julio de 2003 en el aeropuerto de la ciudad de MÈxico. PretendÌa volar hacia Bogot· con un millÛn de dÛlares en su

maleta. Ese dineral, seg˙n los informes oficiales, estaba

destinado al pago de un cargamento de cocaÌna.

Lo oblicuo de estas relaciones no vienen sino a ratificar una

evidencia. En MÈxico la relaciÛn entre f˙tbol y comercio de

drogas ha sido tangencial. Bastante m·s marginal de lo que

podrÌa preverse del potencial econÛmico del segundo y de la

popularidad del primero.

Fuera de los lavabos y los palcos, quien m·s cerca ha estado

de escenificar una uniÛn m·s intensa fue el acaudalado y

afamado empresarios de drogas Amado Carrillo Fuentes. En

1996 tratÛ de comprar el estadio de f˙tbol Corregidora, en la

ciudad central de QuerÈtaro. OfreciÛ al gobierno estatal,

propietario del coliseo, 25 millones de dÛlares al contado

por el estado y 10 millones m·s por 20 hect·reas adyacentes. Queda el aire imaginar para quÈ querÌa Carrillo Fuentes

un estadio de f˙tbol en el que por entonces no se celebraban

partidos oficiales.

Con menos Ìnfulas, Pedro Lupercio Serratos, exportador de

drogas de Guadalajara, fue propietario del equipo Los Delfines de Puerto Vallarta, el centro turÌstico del PacÌfico. Tan

poca atenciÛn financiera y personal le prestÛ al equipo que

se vio sumido en una crisis de resultados que desembocÛ en

su desapariciÛn.

M·s modesto a˙n, Luis Ignacio Amezcua Contreras, exportador de metanfetaminas, financiaba un equipo de f˙tbol en

el Reclusorio Preventivo Sur de la ciudad de MÈxico. Les

recompensaba sus victorias con gratificaciones. El industrial

de las drogas RamÛn Alcides MagaÒa se contentÛ con financiar la construcciÛn de un humildÌsimo campo de f˙tbol

en su pueblo natal, Punta Brava, en el estado caribeÒo de

Tabasco. Rolando LÛpez Salinas era propietario de un rancho en el estado fronterizo de Tamaulipas con campo de

f˙tbol incorporado.

A Armando Valencia Cornejo, exportador de marihuana, lo

detuvieron en un restaurante. Visionaba un partido de f˙tbol

entre los combinados nacionales de MÈxico y Colombia.

Pistas de aterrizaje para aviones cargados con droga son

camufladas como campos de f˙tbol. Varios ejecutados por

asuntos de drogas han sido abandonados en canchas de f˙tbol.

En la casa de Puebla donde detuvieron a BenjamÌn Arellano

FÈlix, buen aficionado al f˙tbol en su adolescencia de Guadalajara, se encontrÛ un balÛn de f˙tbol con el emblema del

club capitalino Cruz Azul. En entrevista se declararÌa inocuo

seguidor de la selecciÛn brasileÒa. Una camiseta de Cruz

Azul la lucÌa un acompaÒante del ex gobernador del estado

caribeÒo de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, en el

momento de ser detenido por protecciÛn a empresarios de

drogas.

Relaciones menores, en todo caso. Muy menores cuando se

comparan con otras experiencias internacionales. Sin ir m·s

lejos, este mismo mes la PolicÌa Nacional de Nicaragua

detenÌa al colombiano Guillermo Anaya —ungo. Este exportador de cocaÌna aportaba mil dÛlares mensuales al devengo de salarios de los jugadores del San Marcos, equipo

de la modestÌsima primera divisiÛn nicarag¸ense.

Pero si en alg˙n lugar ha existido cohabitaciÛn entre el f˙tbol y el comercio de drogas ha sido Colombia. Hay un periodo de la historia futbolÌstica del paÌs andino, entre finales

de los ochenta y principios de los noventa, que no puede

entenderse sin el combustible del comercio de drogas.

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